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RESEÑAS

Identidad y amistad. Lledó, E. (2022). Taurus.

Manuel Carmona1

Este nuevo ensayo de Emilio Lledó es un canto a la filosofía clásica griega y al pensamiento desarrollado hasta el presente. A partir de conceptos clásicos como ética, ethos, amistad, libertad o ciudad, entre otros, que él ha estudiado a lo largo de su longeva y prolífica vida, trata de mirar a la realidad de nuestro tiempo con otra mirada posible. Lledó se vuelve a sumergir en los textos de la Historia y de la Filosofía de la Magna Grecia y de la Alemania desde Husserl a Heidegger para tratar de ofrecernos respuestas sólidas a preguntas ineludibles que nos estamos haciendo en nuestro tiempo:

¿Será factible acabar con los enfrentamientos o las guerras?

¿Cómo podemos atajar y superar los nacionalismos excluyentes presentes en la actualidad?

¿Qué tenemos que hacer y cómo hacerlo para que la noble actividad política deje de ser un campo abonado para los intereses de los grupos compartimentos estancos?

¿Qué hemos de hacer para que la Política se convierta en un pensamiento, en una planificación y una acción que tenga presente y afronte las circunstancias de la mayoría de la ciudadanía y de las instituciones públicas y privadas?

¿Qué han de hacer los medios de comunicación, los lectores y la audiencia para que periodistas y medios dejen de ser altavoces de medidas y propósitos propagandistas para ser difusores de la realidad de nuestra época y de la Verdad (en el sentido machadiano del término)?

El intento noble y loable de Lledó de ofrecer probables y sanas soluciones a esas y a otras disyuntivas formuladas en este libro, parte de volver a narrarnos un recurso histórico y literario al que el pensador español ha recurrido de manera habitual en sus cursos universitarios, en sus artículos, en otros libros suyos o en el capítulo documental que le dedicaron dentro de la serie documental Imprescindibles. Se trata del proceso que vive Príamo para ver a Aquiles como amigo en lugar de como enemigo tras matar a su hijo Héctor durante ese pasaje de la Ilíada.

Desde marzo de 2022 estamos contemplando las terroríficas escenas de la invasión de Ucrania por parte del régimen dictatorial, oligárquico y ultranacionalista de Putin. A finales de agosto de 2022 vimos el asesinato de la propagandista rusa Gudina y escuchamos el dolor revanchista de su padre, el ideólogo xenófobo y etnófobo, Alexander Gudin.

Frente a esas escenas que la mayoría tiene ya almacenada en nuestra memoria personal y colectiva, Lledó nos sugiere que nos detengamos en el ejemplo histórico de Príamo y Aquiles para que veamos cómo otras decisiones y caminos son posibles. Frente a acciones marcadas por el odio, la egolatría, la revancha o la corrupción, podemos en pleno fragor de la batalla y de la guerra adoptar otras medidas que promuevan el asombro, el respeto y la admiración. Todo fue, es y será posible consecuencia de la Cultura. Cuando ésta se ha cultivado y se ha abonado, a pesar de los reveses que nos da la vida, de los obstáculos que nos encontramos, la paz y la reconciliación son posibles.

Así ocurrió cuando también Aquiles tras observar la mirada de Príamo y escuchar lo que éste le dice, se detiene y siente otra especie de asombro. Los ojos y los oídos, las ideas y las palabras, transforman la ira encolerizada de Aquiles en respeto y admiración por el gesto y el diálogo que le dirige Príamo. Ese caso que nos relata Lledó ocurrió en el siglo XIII a.C. y se escribió en el siglo VIII a.C. Pero si nos detenemos en un pasaje de la Historia mucho más reciente, en concreto tras el final de la Segunda Guerra Mundial, podemos traer a la luz otro ejemplo a través del libro clásico de Víctor Frankl, El hombre en busca de sentido (Herder).

Frankl nos narra cómo evolucionó preso el Doctor J cuando fue humillado y torturado en un campo de concentración soviético donde pasó sus últimos meses de vida. Recordemos que el Doctor J fue quien ideó la solución final que mató a millones de personas en los campos de exterminio nazi. Cuando el Doctor J se vio en el lado del oprimido se dio cuenta de la barbaridad y del magnicidio al que había contribuido durante años, y se pasó ese tiempo final de su vida reconvirtiéndose y tratando de ayudar a otros presos. La lección histórica y de vida que extrajo Frankl de esa actuación del Doctor J al final de su existencia, es capital no solo para el tiempo ya pasado, sino para nuestro presente. La conversión, el perdón y la bondad pueden florecer en cualquier momento de nuestra vida.

Esos botones de muestra que ahora traemos a colación para ver que otras actuaciones tienen cabida incluso en los peores escenarios como son una guerra o una disputa soterrada durante años, parten de la reflexión que Lledó nos invita a hacer a través de las páginas de Identidad y amistad.

Alguien como D. Emilio, un niño que conoció la Guerra Civil española de 1936 a 1939, la posguerra, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la migración para ganarse la vida en la Alemania Federal, y que vivió la transición de la España franquista a la España democrática. Pues a pesar de esos avatares del pasado, Lledó conserva la esperanza en construir otro mundo mejor y otras relaciones humanas más sanas. De nosotros, de cada uno, da cada institución, depende. Para ello Lledó invoca al “gozo de los sentidos que es el gozo de la vida, el reconocimiento de la compañía, la victoria sobre la soledad.” (Lledó, 2022, p. 53)

Ahora Lledó se ha transmutado en D. Francisco, aquel modesto y sabio profesor que en su niñez le enseñó a leer a él y a sus compañeros de la Escuela pública de Salteras. Allí él y sus amigos de la infancia aprendieron a hacer lecturas comprensivas a partir de la lectura guiada que D. Francisco les hacía de El Quijote. En los quince capítulos de Identidad y amistad, Lledó nos invita con entusiasmo, ilusión, generosidad y mesura a mirar la vida y la convivencia de otra manera que podemos hacer real. Lo hace con un lenguaje al alcance de la mayoría de los lectores, con un tono y un talante vital sereno propio de alguien que ha llegado con un loable equilibrio personal a esta altura de su vida. Hemos de destacar también en la accesibilidad de esta obra el buen trabajo de edición realizado por el equipo editorial de Taurus, que también facilita su lectura: una letra fácil de ver. Los márgenes internos y externos así como los superiores e inferiores con suficiente espacio en blanco para que descansen la vista y la mente de quien lee. Su división proporcionada en los ya referidos 15 capítulos para que el lector tenga tiempo para detenerse a pensar sobre lo que allí se le está contando y las posibles aplicaciones para nuestra vida cotidiana. Y ese Epílogo final en el que Lledó como los pensadores clásicos combina las preguntas con aseveraciones a las mismas en las que nos incita a que construyamos un mundo y una convivencia a partir del cumplimiento de las obligaciones y el respeto diario a los derechos cívicos y humanos fundamentales básicos de cualquier democracia que se honre en serlo.

Es cierto que Lledó en ese sentido y así lo afirma abiertamente cree en la posibilidad de las utopías. Esto es consecuencia de tantos años primero estudiando la filosofía alemana desde finales del siglo XVIII hasta el pensamiento de la Escuela fenomenológica de Husserl, Heidegger o Gadamer, y luego enseñando Filosofía tanto en las aulas de las universidades alemanas como españolas, y también en los institutos de enseñanza secundaria y bachillerato de nuestro país.

Le sugerimos al sabio y noble de D. Emilio que ese otro mundo mejor y más humano puede tener visos de ver la luz siempre que entre todas las personas lo construyamos, y que para ello bueno sería que pusiésemos en práctica a diario esa otra filosofía que él también conoce porque es discípulo y amigo de ella y de sus creadores: la Escuela de la razón vital e histórica de Ortega y Marías. Ahí está, sigue estando, escrita en español y traducida a las más conocidas lenguas de nuestro tiempo. Como bien sabe Lledó, Ortega en su juventud también tuvo que ir a las bibliotecas de las universidades alemanas, en concreto a Marburgo, para poder leer a los clásicos griegos y latinos en sus fuentes originales, allí conoció a los últimos poskantianos, Natorp y Cohen. Para a partir de lo que ya sabía, y de profundizar en la Escuela de Husserl, fue un paso más allá y ofreció esa filosofía primero a sus estudiantes de la Universidad Central y a la vez a los lectores de sus libros y de sus artículos de prensa, a sus conciudadanos. Una filosofía de la razón vital e histórica que como nos recuerda el pensador e hispanista Harold Raley (Carmona, 2020), Julián Marías desde su visión responsable ha llevado a unas cotas de profundidad extraordinarias y es de pura cepa occidental. Como occidentales que somos del siglo XXI compartámosla con espíritu de amigos con las personas de África y Asia para ver si con los injertos y las aportaciones de ellas, entre todos somos capaces de edificar esa cotidianidad que imagina D. Emilio Lledó en Identidad y amistad.

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1 Facultad de Ciencias de la Comunicación. Universidad Rey Juan Carlos. e-mail: manuel.carmona@urjc.es.