SCIO: Revista de Filosofía

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Shoshana, Z. (2020). La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha de un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder. Barcelona: Paidós.

Susana Moscardó Benaventa


a Máster en Marketing Político y Comunicación Institucional. Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.

E-mail: sumosbe20@hotmail.com

Shoshana Zuboff, reconocida escritora estadounidense y profesora pionera en la Universidad de Negocios de Harvard, nos invita en este libro a una profunda reflexión sobre el contexto digital actual, el excesivo acopio de poder por parte de las empresas tecnológicas y cómo todo ello afecta a la sociedad.

La obra, publicada en 2018 y traducida al español en 2020, es un prolijo ensayo crítico en el que la autora analiza presente y pasado para alertarnos de un futuro inminente marcado por la presencia, en modo oculto, de una lógica económica sin precedentes que aspira a dominar la siguiente modernidad. Esta nueva amenaza mundial tiene su origen en Estados Unidos y, más concretamente, en Silicon Valley con Google. Su presencia se ha convertido en una realidad global ineludible. Sin embargo, convivimos también con la cara oculta de sus prácticas sin reparar en ellas por su cualidad etérea, imperceptibles a simple vista. Estos procedimientos encubiertos son los que tratará de desmantelar Zuboff en su obra como parte de un todo poderoso, el llamado “capitalismo de la vigilancia”, en aras de conseguir un cambio en la mentalidad colectiva.

El libro se ha ido fraguando tras años de investigación y reflexión. Por ello, y a pesar de ser un texto de gran extensión, el lector queda imbuido por la originalidad del discurso, la lucidez del análisis y el ímpetu que emana de las palabras de la autora. Shoshana abre aquí las puertas de par en par hacia un debate que incumbe a toda la sociedad, sin excepción: la viabilidad que hay en un futuro gobernado desde la alegalidad por Google, Facebook, Amazon y otras grandes empresas de internet e inteligencia artificial que explotan la experiencia humana sin consentimiento y vulneran el derecho a la privacidad del individuo.

Como si de una reminiscencia al mito de Casandra se tratara, Zuboff conjetura una tercera modernidad carente de libertad a causa de este nuevo Paris que traerá la ruina, aunque, esta vez, a nivel mundial y en forma de latrocinio hacia la privacidad individual. La autora, al igual que la joven Casandra, se opone a que este caballo de Troya basado en la vigilancia entre en la vida de las personas mediante la falacia del bienestar común para, posteriormente, proceder al saqueo de la intimidad a todos los niveles.

El ensayo desentraña la teoría sobre este nuevo orden económico disruptivo, que marca un antes y un después en la historia de la humanidad, basado en la vigilancia extensiva e incógnita de la conducta humana, a partir de la cual busca obtener la certeza absoluta para alcanzar los máximos beneficios comerciales. En consecuencia, la obra es concebida hoy en día como un volumen de referencia universal por el planteamiento inédito que presenta sobre la sociedad digital y la verdadera realidad virtual en la que estamos inmersos sin pararnos a considerar la hipoteca vitalicia que estamos firmando a cambio.

Para la correcta exposición de tan enjundiosa teoría, Zuboff propone una serie de conceptos que resultarán clave para asegurar la aprehensión de su ideario. Nociones como “excedente conductual”, “ciclo de desposesión”, “imperativo predictivo”, “imperativo extractivo”, “inevitabilismo”, “rendición-conversión de datos” o la figura de “el Gran Otro” serán ejes de elemental comprensión alrededor de los cuales van girando las ruedas dentadas conformadas por el análisis crítico de Zuboff, dotando de vigor a tan riguroso estudio. De este modo, la autora va exponiendo y conectando unas ideas con otras hasta formar un magistral engranaje que mapea en una visión global el funcionamiento hogaño, sin atenuaciones, de este nuevo poder económico de la vigilancia.

La estructuración de la obra queda segmentada en tres partes y una conclusión. En cada una de ellas se indaga en un estadio evolutivo de este nuevo capitalismo: desde la presentación del tema y el análisis del pasado que ha hecho posible su aparición, pasando por el estudio de las implicaciones de este capitalismo en la cotidianeidad y en las modificaciones sociales que ha desencadenado, hasta concluir con supuestos sobre su evolución en un futuro no lejano y el reclamo final de un movimiento social contra este poder que nos constriñe. Por consiguiente, sus partes se articulan formando un todo mediante una estructura expositivo-deductiva en la que se nos van presentando y desgranando los diversos temas y conceptos que componen la gran idea del capitalismo de la vigilancia de Shoshana Zuboff.

La primera parte, titulada “Los fundamentos fundacionales del capitalismo de la vigilancia”, nos expone los orígenes de este nuevo concepto, así como la estructura que este ha forjado para sentar las bases de su majestuoso proyecto y perpetuarlo en el tiempo. Explica cómo este poder de la vigilancia no nace de un páramo, sino que tiene unos referentes históricos y se ha ido nutriendo de varios acontecimientos y oportunidades para medrar. El descubrimiento del excedente conductual o el potencial de la publicidad dirigida por parte de Google, el botón “Me Gusta” de Facebook, los wearables, la omnipotencia de Google Maps y el Street View, la aparición de las cookies…, son algunos de los ejemplos que presenta. Se detallan los inicios de la guerra por la extracción por parte de estas bestias de la audacia1 que detonaron el ciclo de desposesión de datos basado en cuatro fases: incursión, habituación, adaptación y rendición.

En la segunda parte, “El avance del capitalismo de la vigilancia”, Zuboff reflexiona sobre el funcionamiento interno de este capitalismo, el cual se sirve de medios de modificación conductual para conseguir la computación ubicua del mundo real. Nos expone ejemplos de este nuevo negocio de la realidad y nos hace ver desde diferentes ópticas la omnipresencia que hay tras cada nuevo invento inteligente. Analiza el caso del juego Pokémon GO, los asistentes digitales personales, televisores inteligentes, aspiradoras inteligentes, juguetes para niños inteligentes… En definitiva, nos habla del incipiente internet de las cosas que ha propiciado que los productos o servicios que adquiere el consumidor estén más preparados para recopilar sus datos que para satisfacer sus necesidades.

La tercera parte, “Poder instrumentario para una tercera modernidad”, reflexiona sobre la idea de la sociedad como instrumento donde se ha extinguido la individualidad y formamos parte de un todo monitorizado. Para Zuboff existen dos especies de poder: el totalitarismo y el instrumentarismo; el primero lo superamos en Europa, pero en el segundo estamos entrando de lleno. En esta parte se da una alta intertextualidad con las reflexiones sobre los regímenes totalitarios de Hannah Arendt o las modificaciones conductuales del científico conductista F. Skinner; así como la comparativa de novelas como 1984 de George Orwell y Walden Dos de Skinner.

Zuboff introduce también en esta tercera parte la figura del Gran Otro como análogo al Gran Hermano de Orwell. Este sería el encargado de los procesos instrumentarios del aparato digital, es decir, todos aquellos instrumentos sensitivos que transfieren, computan y modifican la conducta humana en busca de la certeza absoluta y nos abocan a la vida en colmena, sin capacidad de decisión individual, hasta convertirnos en un colectivo social instrumentario. En palabras de la autora, “transformar todo el comportamiento humano en un sistema matemático altamente predictivo”2, a modo de proyecto social totalitario.

La obra nos invita a conocer la verdad que hay tras la euforia digital para que rompamos con la onmisciencia de este Gran Otro que es una nueva forma de colonización del yo y, por ende, del nosotros. Nos explica cómo, al adquirir un producto inteligente, al usar las redes sociales o al descargar aplicaciones, las empresas extraen tal cantidad de información sobre nosotros que les permite crear predicciones que garanticen resultados de compra. Por ende, los usuarios pasamos de ser consumidores a ser productores de materia prima humana para que otros la exploten gratuitamente y obtengan beneficio económico a nuestra costa y desde nuestra ignorancia. El producto que adquirimos o con el que interactuamos pasa a ser un medio posibilitador de la extracción conductual del comportamiento humano y, en consecuencia, un facilitador para la creación de patrones de conducta más certeros y la detección de tendencias de consumo.

Vivimos al lado de un gigante que solo es visible desde la lejanía, pero lo tenemos tan cerca e integrado en nuestro día a día que no somos capaces de percibir su dimensión, su poder y, mucho menos, sus intenciones para con nosotros. Este caballo de Troya que es el Internet, y todas sus innovaciones tecnológicas que ha desencadenado, surgió con una misión y ha ido evolucionando hacia la corrupción de sus propias aspiraciones iniciales. Google ya no existe solo para que todos vivamos informados, ni Facebook existe solo para conectar a personas, ni Pokémon GO es un simple juego para divertirse. Los creadores de estas plataformas han acumulado tal poder y tienen tanta información, que nosotros les hemos dado desinteresadamente, que su misión ha pasado a ser la de un Gran Hermano que aspira al conocimiento total; porque quien sol tiene, no hay sombra que le hiele.

Todas las experiencias, situaciones, deseos y carencias del interior de una persona son extraídas y conjugadas con las de su entorno y, a su vez, con las del conjunto de la sociedad, para ser convertidas en futuros conductuales de gran valor para las predicciones comerciales de las empresas. Esta es la esencia acumulativa de excedente conductual, que genera una apetente fragancia clorofórmica que adormece a la población y propicia la ignorancia colectiva bajo el discurso facilitador de mejorar la calidad de vida. El aroma de esta esencia acumulativa ensimisma de tal modo que, bajo el velo del inevitabilismo, el capitalismo de la vigilancia nos tiene cogidos de la mano ininterrumpidamente sin que seamos capaces de percibirlo; ni de librarnos. Zuboff tiene la pretensión de romper el hechizo de la fascinación3 e insuflar a sus lectores bocanadas de realidad para combatir la ignorancia que nos adormece el sentido crítico.

Dejar nuestra vida en manos de la inteligencia virtual tiene un alto coste: la pérdida de nuestra esencia individual en favor de una vida en colmena guiada por el provecho de una oligarquía tecnológica.

Con todo, cambiar la opinión pública es el cimiento para lograr una unión social tan latente que haga temblar a los que nos dominan en oculto desde el poder capitalista de la vigilancia. Arrojar luz sobre la cara oculta de los gigantes tecnológicos y el coste que su actividad silenciosa tiene para el futuro de la humanidad es más que una necesidad para la autora, es una obligación moral. Incitar el despertar crítico de la población ante un inminente atentado contra nuestros derechos y un robo insaciable de nuestro presente, pasado y, si no ponemos remedio, también de nuestro futuro.

En suma, el deseo de Zuboff es rotundo: “Seamos la fricción”4. Debemos plantarnos y reivindicar nuestro derecho a la privacidad y a la individualidad. Decir “¡Basta ya!” y recuperar la visión del futuro digital como un hogar construido para la humanidad5 y no desde la humanidad. Debemos restituir la intencionalidad primigenia del hoy fraudulento, engranaje virtual que preserva la continuidad de esta desposesión de datos privados, para así poder acabar con la fuente de energía que retroalimenta la rueda motriz de este aspirante a totalitarismo digital: el capitalismo de la vigilancia.

En palabras de Shoshana Zuboff:

Depende de nosotros reavivar la sensación de indignación y pérdida ante lo que se nos ha quitado. […] Que el capitalismo de la vigilancia haya usurpado tantos de nuestros derechos es un escandaloso abuso de las capacidades digitales y de aquella gran promesa inicial que estas nos auguraban de democratizar el conocimiento y satisfacer nuestras frustradas necesidades de tener una vida eficaz. Que el futuro sea digital pero, ante todo, que sea un futuro humano.6

Notas

1 P. 214.

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2 P. 557.

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3 P. 692.

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4 Rótulo del subapartado VI de la Conclusión.

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5 P. 693.

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6 P. 690.

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