SCIO: Revista de Filosofía

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Wojtyła, K. (2023). Jeremías. Drama nacional en tres partes. Texto bilingüe. Edición y estudio preliminar de C. Álvarez Alonso, Madrid: Didaskalos

Manuel Ortuño Arregui

Poco después del estallido de la II Guerra Mundial, en medio de una durísima situación de dolor y sufrimiento del pueblo polaco, Alemania y Rusia iniciaron con la ocupación una inmensa campaña de “despolonización”, que tenía como fin suprimir todo rastro de la cultura polaca y, especialmente, toda huella de sus raíces cristianas. Probablemente, este era el modo más rápido para disolver de forma eficaz la identidad nacional y el sentido de la patria en el pueblo polaco, con el fin de manipularlo más fácilmente. En ese contexto un joven Karol Wojtyła de 19 años, antes del mes de abril de 1940, escribió “Jeremías, un drama teatral, que había permanecido prácticamente desconocido fuera del ámbito polaco, y que por primera vez ha sido traducido al español desde su original polaco. Se trata de una edición bilingüe, precedida de un estudio preliminar realizado por su editora, la teóloga y académica, Carmen Álvarez Alonso, doctora en Teología Dogmática por la Università Salesiana de Roma. Miembro Correspondiente de la Real Academia de Doctores de España (RADE), y actualmente, profesora en la Universidad Eclesiástica San Dámaso (Madrid).

Según nos indica la editora, “Jeremías” nace de la necesidad de consolar al pueblo polaco, para alentar su esperanza y fortalecer su fe en Dios, pero también para recapacitar sobre el oscuro momento histórico que estaba viviendo. Situado en una visión cristiana, Wojtyła se pregunta por las causas de la caída de la nación. Una situación, que como señala la editora, es análoga a la que vivió el profeta Jeremías, que anunció la destrucción de Israel si el pueblo no volvía a ser fiel a la alianza establecida con Yahvé y a su identidad de pueblo elegido por Dios.

Resulta de un gran interés esta edición bilingüe y su estudio preliminar, porque nos permite descubrir la obra literaria juvenil de Karol Wojtyła, de la que, hasta el momento, teníamos solamente una traducción en italiano de hace más de 20 años. En esta edición se han logrado notables mejoras de traducción y de interpretación, e, incluso, recoge el texto polaco respetando con fidelidad los signos gráficos que abundan en el manuscrito original. La traducción y edición en español ha sido posible gracias al trabajo previo de un equipo de especialistas, que realizaron una búsqueda exhaustiva en bibliotecas y archivos de Polonia, así como una difícil labor de crítica textual que ayudó a fijar los textos originales. El fruto de este trabajo fue la publicación de tres volúmenes que recogen toda esta obra literaria juvenil en su original polaco. Con ello quedaba abierta la puerta para su posterior traducción y difusión, tal como muestra la presente edición en español. El drama está escrito en verso, con amplias didascalias, que “describen y definen vidualmente la escena, comentan y acompañan el desarrollo de la trama y dan claves necesarias para su interpretación”.

El estudio preliminar nos invita a acercarnos al pensamiento de Wojtyła y ofrece claves de lectura de la obra, necesarias para el lector de habla hispana. Para ello, nos introduce en el contexto histórico y cultural de la nación polaca, y al mismo tiempo, nos aproxima a una cultura eslava que no resulta familiar para un lector ajeno. La editora da luz a un texto muy filosófico y conceptual, de difícil representación, pues las obras de Wojtyła se enmarcan en el llamado “teatro interior”. Dentro de este estudio se nos indica y explica la fuente bíblica, la Sagrada Escritura, con partes parafraseadas del libro de Jeremías, del Libro de las Lamentaciones y citas de los Salmos.

El inicio de la obra sitúa al lector ante la predicación del profeta Jeremías a los ancianos y jefes del pueblo, recordándoles su condición de pueblo elegido. En la segunda parte de la obra será el predicador Pedro Skarga quien, como un nuevo Jeremías, denuncie las causas morales de la caída de Polonia. La editora reflexiona y profundiza en el conjunto del drama, y nos ofrece las numerosas huellas de las raíces hispanas del primer pensamiento del joven Wojtyła. Además del diálogo con la cosmovisión propia del Romanticismo, en la obra está presente el vestigio del Romanticismo, especialmente polaco, el vestigio de Calderón de la Barca, de Cervantes y su gran personaje, el Quijote. Asimismo, es posible advertir también la huella de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer y, sobre todo, una evidente impronta de san Juan de la Cruz.

Por lo que se refiere al Romanticismo polaco del siglo XIX, la obra de Wojtyła dialoga con el sarmatismo y el mesianismo, que servían para justificar ideológicamente la apropiación exclusivista del concepto de nación por parte de una minoría selecta y elitista. En este sentido, la editora remarca el interesante discurso que Wojtyła pone en boca de uno de los protagonistas del drama, el padre y predicador Skarga. Durante gran parte del segundo acto está presente este discurso que se dirige a la nobleza polaca, la szlachta, que se consideraba como el verdadero pueblo elegido y la verdadera estirpe polaca, Skarga les amonesta duramente contra el incumplimiento de la Ley de Dios y la corrupción económica, política, moral y cultural que preparó lentamente la caída histórica de Polonia y su desaparición como nación en el siglo XVIII, durante la época de las particiones. Estos planteamientos son los mismos que los acaecidos en la época del profeta Jeremías, que anunció la caída de Israel, porque se estaba apartando de su identidad de pueblo elegido y del cumplimiento de la alianza con Yahvé.

El hispanismo polaco se refleja, según nos muestra la editora, en Calderón de la Barca, y sobre todo, en el Quijote de Cervantes. El espíritu romántico gustaba de cultivar el género caballeresco, algo que propició el interés hacia el hispanismo polaco, especialmente hacia la obra cervantina y hacia el héroe Don Quijote. Como dice la editora: “Los románticos vieron en la figura de Don Quijote a un héroe, que encarnaba el espíritu errante y la búsqueda de lo ideal”.

En opinión de la profesora Álvarez, en la obra está ya presente la impronta de san Juan de la Cruz. Dada la cronología de la obra, 1940, es posible suponer que el acercamiento de Wojtyła a la figura, la doctrina y la simbólica poética del místico español pudo darse en época muy temprana. Algunos detalles, como el de la vidriera iluminada, al principio de la obra, esconden referencias implícitas a la simbólica poética sanjuanista. El proceso de la noche interior de los protagonistas culmina en la escena final de la obra, en la que una potente luz anuncia el paso de la noche oscura de la fe al inicio de un nuevo día con la unión con Dios.

En suma, gracias a esta edición podemos conocer una de las primeras obras de teatro escrita por Karol Wojtyła y el trasfondo hispano de su primer pensamiento, que desconocíamos, y que con esta edición en español, podemos descubrir ahora. El drama Jeremías muestra ya cómo la cuestión de la identidad del hombre, muy presente en su primer pensamiento, es y será el eje central en el magisterio de Juan Pablo II, ya muy presente en su primer pensamiento Esta edición nos esclarece que desde muy pronto ya estaba anunciando la caída y el fracaso moral y cultural de Europa, tal como lo estamos viendo hoy. Alejarse de la identidad cristiana, es alejarse, del orden moral querido por Dios. La obra muestra cómo una nación puede caer en el engaño de las ideologías y vender su cultura, su historia, su religión o su moral. Esto es lo que provoca la pérdida de su identidad nacional y su fracaso histórico, moral y social como nación. La trama de la obra y los diálogos de los personajes muestran el proceso que conduce a la caída de una nación por la pérdida de su identidad cristiana y el abandono del orden moral querido por Dios. El teatro siempre fue para Wojtyła una vía privilegiada para expresar sus ideas y su pensamiento, y para elaborar su propia reflexión en torno a Dios y el hombre. Este drama es la vía privilegiada que toma Wojtyła para expresar sus ideas y realizar un vuelco en su interioridad, y por tanto, en su reflexión, que nos es otra, que Dios y el hombre.