Matei, D. (2023). La consolidación de la democracia a través de la enseñanza de los Derechos Humanos en Europa del Este después de 1989. Faber&Sapiens. Ápeiron Ediciones

Remedio Sánchez Ferriz*

En varias ocasiones me he ocupado de la importancia de la educación cívica para llegar a consolidar la democracia, y también en particular, de la enseñanza de los derechos humanos como formula lo más neutra posible para evitar la eventual interpretación ideológica de nuestra Constitución. Tras décadas de olvido de la cuestión (o cuanto menos de la preocupación doctrinal solo esporádica y nunca continuada) en los últimos años parece haberse retomado ahora a la vista de la desafección y alejamiento del sistema que en ocasiones se advierte entre la ciudadanía1.

Esta obrita que ahora comento tiene para mí doble interés. En primer lugar, en haber sido un trabajo final de doble grado muy bien elaborado que mereció la máxima nota. En segundo lugar, la personalidad de la autora conocedora de las experiencias de los países del Este en algunos de los cuales se centra en forma especial.

Ello tiene además una adicional importancia para mí que viví los esfuerzos y empeño del Prof. La Pérgola por constituir una institución que se ocupara en forma muy especial de difundir en la Europa del Este la cultura democrática, empeño que acabó cuajando en lo que conocemos como Comisión de Venecia que se halla muy activa en lo que se refiere al señalamiento de test y criterios que ayudan a medir y valorar la situación de los Estados de Derecho europeas.

Aunque ya tuve ocasión de debatir con la Autora el contenido de su obra, la publicación me obliga a recomendar su lectura y a manifestar algunas ideas en público justo en este momento que, como he dicho parece que cobra de nuevo interés la cuestión. Recientemente el Decanato ha logrado un acuerdo con la Conselleria del ramo para establecer una asignatura de educación cívica (aunque optativa) para la que este librito podría ser útil. Y mayor éxito parece que ha tenido en la región de Murcia que ha logrado una asignatura con el título de Constitución, en buena parte basada en los esfuerzos y olimpiadas organizadas por el Prof. García Costa, constitucionalista de la Universidad de Murcia, a quien desde aquí felicito.

La Autora conoce bien el libro de Zagrebelsky (Imparare democracia) del que toma su punto de partida y mis propios escritos ya viejos2 pero con la misma preocupación e interés de difundir la idea del sentimiento constitucional en el que tan atrasados vamos en España. Lógicamente sentimiento por la propia constitución es idea tan amplia que podría contener incluso casos de autoritarismo. Por ello, el primer capítulo tiene por objeto centrar la idea de aprendizaje en democracia que es realmente donde más falta hace. Pues la democracia no es solo cosa de políticos e instituciones sino obra de la ciudadanía que ha de creer en ella y conocer sus reglas más elementales para poder practicarla como forma de vida (Burdeau).

En los dos primeros capítulos hace la Autora un extraordinario esfuerzo de síntesis sobre la idea de democracia (desde la percepción de que ha conocido regímenes que carecían de ella) y sus grandes principios entre los que puntualiza sobre el de igualdad el riesgo de malentenderla o exagerarla matizando por tanto la importancia del pluralismo que impide negar las libertades a veces invocando equivocadamente la igualdad o algún malentendido sobre la misma.

Como no puede ser de otro modo introduce alguna precisión para distinguir derechos humanos de derechos fundamentales, sin perjuicio de su coincidencia cuando las Constituciones democráticas los asumen ampliamente como es el caso de la nuestra. Tras de lo cual insiste en que no hay simple espontaneidad en su respeto y ejercicio. Han de enseñarse y han de aprenderse tal como la propia Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU3 exige y explicita en su art. 26.2. Y como algunos autores de primer orden, entre los cuales Locke, señalan: la enseñanza de los derechos conforma la sociedad y compromete a los ciudadanos en el cumplimiento de los deberes (pág. 35).

Pero ello, con ser importante no le permite obviar la insuficiencia de la enseñanza en tan magna tarea. Son muchos los medios de socialización que hoy pueden contribuir, pero también dificultar la tarea de la socialización democrática: los medios de comunicación social han contribuido durante décadas, pero en las nuevas tecnologías y en las redes sociales tal vez sus posibilidades se ven superadas a veces por sus riesgos.

Se ocupa con acierto de analizar la importancia de la positivación de los derechos humanos que se ha llevado a cabo históricamente ya en el primer tercio del siglo XX y en especial tras la Segunda gran postguerra. Así, aunque con brevedad, acaba relacionando constitucionalismo y democracia y su confluencia en el respeto de los derechos humanos.

El Capítulo IV nos recuerda la compleja situación por la que pasaron los países de la Europa del Este durante la guerra fría y hasta la caída de la Cortina de Hierro el 9 de noviembre de 1989. “La revoluciones y los pueblos de la Europa del Este se han llevado a cabo en cascada y los cambios políticos han sido de tal importancia que se considera la frontera temporal por la que se pasa a una nueva era y a un nuevo orden mundial” (pág. 53). La Europa del Este es una región nada homogénea y aunque hoy forman en su mayoría parte de la UE y/o de la OTAN, no cabe desconocer las guerras recientes entre los países de la ex Yugoslavia y mucho menos la situación de guerra entre Rusia y Ucrania.

Un interés muy especial reviste el Capítulo 5 en el que nos presenta en análisis comparado la experiencia de 4 países que ha escogido teniendo en cuenta zonas, tamaño, población y sus inicios por el cambio post comunista, escogiendo para ello dos países de la ex URSS (Estonia y Ucrania) y otros dos que se hallaban fuera de la misma, aunque bajo la influencia de la Unión Soviética (Hungría y Rumania). Advierte que un punto común es la corrupción derivada de sus antecedentes que al principio podría verse acrecida por el establecimiento de una libertad malentendida y beneficiaria solo de las nuevas élites. Destaca el caso de Ucrania no solo por su larga dependencia de la URSS (70 años) sino también por su traumática relación con la misma en la que no silencia el holomodor de 1932-33.

Cita la Autora la independencia de las instituciones de las que consulta las estadísticas utilizadas para la comparación. Tales instituciones (Banco Mundial, Freedom House o Polity IV) miden el grado de democracia en función de las libertades civiles y los derechos políticos, así como la protección de las minorías. Entre 2015 y 2021 se atribuyen a Estonia 94 puntos sobre 100 mientras que Ucrania queda el 60 sobre 100. Otros estudios ofrecen unos resultados semejantes entre ambos países. Desde la perspectiva del Estado de Derecho no es menor la distancia al situar a Estonia en un 0,98 frente a solamente 0.35 para Ucrania (pág. 60).

Naturalmente ello redunda en los niveles de corrupción cuya gran distancia entre los dos países opera ahora en sentido inverso, aunque la autora subraya la mejora de Ucrania en lo que se refiere a la última década. En el mismo sentido cabe destacar el retraso de Ucrania en cuanto al comportamiento del funcionariado de la administración pública se refiere, así como en el ejercicio de censura y falta de libertad de los medios de comunicación social por más que se observe cierto avance en los últimos años, pero muy escaso.

Dicho todo ello, no puede pasar por alto la diferencia que se observa en el respeto de los derechos humanos desconocidos en un país y, sin embargo, la situación de Estonia, miembro de organismos internacionales y de la Unión Europea y de los más destacados organismos europeos, así como motor de cooperación con los países bálticos y nórdicos. La meta de Ucrania es entrar en la Unión Europea, aunque han sido muchos los errores de sus representantes. Pero en este momento es obvio que no solo están luchando por su territorio sino también por la libertad que, aunque en forma escasa, han llegado a conocer y en la que quieren profundizar.

El segundo par de países con los que establece el análisis comparativo ilustrado, como en el caso anterior, por interesantes cuadros estadísticos, son Hungría y Rumanía. De ambas describe la influencia rusa, mucho más traumática en la primera y el peso de la URSS en ellas aun sin pertenecer directamente. Desde la caída del muro ambos emprendieron el camino de las libertades y la democracia. Ambas reciben un porcentaje valioso volviendo a los estudios estadísticos ya mencionados (69 y 83 puntos sobre 100 respectivamente).

Curiosamente en los gráficos aportados se advierte que en el despegue hacia la democracia Hungría tenía mejores inicios y sin embargo con el tiempo los valores se han invertido en favor de Rumania pese a los problemas de corrupción y a la condena por ella de diversos ministros. Esa misma inversión entre los dos países en los valores analizados se observa también en materia de administración pública y gestión funcionarial y en el control de la libertad de expresión y censura de la prensa. Ello ha conducido a varias llamadas de atención a Hungría por parte de la Unión Europea. Destaca para la Autora en este descenso de Hungría la personalidad de Viktor Orban, líder de gran influencia en los pasos atrás dados por el país.

Se recuerda la influencia lenta que va teniendo la labor de la Comisión Europea para la Democracia por el Derecho, conocida como Comisión de Venecia, así como la influencia de la Unión Europea y sus instrumentos de control.

Finaliza la exposición gráfica a través de los cuadros estadísticos con la comparación de los 4 países a la vez y con una última comparación con Rusia tratándose este del país que mayor influencia ha tenido respecto de todos ellos durante tantas décadas. Y justamente desde esta perspectiva general se observa el sistema educativo y académico como referente destacable en el camino emprendido hacia la democracia advirtiendo también aquí que la peor posición la tienen Ucrania y Hungría a buena distancia de los otros dos.

Unas breves conclusiones dan paso a la parte práctica representada por las curvas y cuadros comparativos. De las conclusiones yo destacaría la importancia que la Autora concede a la personalidad, carácter y modo de actuar de los lideres y su directa influencia en la marcha de cada país.

Daniela Matei conoce bien la Europa del Este de la que procede, aunque hoy sea una experta en derecho internacional y en especial humanitario a treves de sus estudios y pertenencia a la ONU con sede en Ginebra, en la que se nutre de la mentalidad y conocimientos propios de sus empleados. Ello le ha proporcionado una visión completa (y tal vez compleja) de un problema que, aun dependiendo de los estados democráticos, tiene valor universal.

Me congratulo de que haya aportado su experiencia y los frutos de su estudio en esta cuestión sobre la que hemos de seguir profundizando para consolidar realmente nuestra democracia y para extender lo más posible estas convicciones en los países que aún no las han explorado suficientemente.

Como alumna de la Facultad de Derecho en la que cursó doble grado, debe agradecérsele su reconocimiento y su orgullo por la pertenencia a esta Facultad que tanto ama y admira. Creo que su aportación en un tema de tan extraordinario interés para la consolidación y permanencia de la democracia es relevante por lo que la felicito e invito a los lectores para que conozcan el contenido que tan brevemente he comentado.

Valencia, enero de 2024

* Catedrática Emérita de Derecho Constitucional, Universitat de València. remedio.sanchez@uv.es

1 Junto a la tradicional dedicación de Cámara, ya desde la elaboración de su tesis doctoral que le convirtió en un referente del tema, ha sido importante la aportación posterior de Vidal Prado La educación cívica y constitucional en España (entre otros trabajos de gran interés), en Revista de las Cortes Generales, núm. 116. 2023; y también recientemente la de Durban Martin Ignacio La constitución, una asignatura pendiente, Teoría y derecho: revista de pensamiento jurídico, ISSN 1888-3443, Nº. 32, 2022, págs. 236-259

2 Por todos, (en coautoría con Jimena Quesada), La enseñanza de los derechos humanos. Barcelona, Ariel, 1991. En el disfruto ofreciendo la tradición de la idea expuesta por los grandes pensadores históricos y en especial por los padres del constitucionalismo.

3 De ella se ocupa en las págs. 36 y ss.