El hombre es un ser inacabado y, por ello, puede ir perfeccionándose. Se trata de una perspectiva de la educación que concibe al hombre como un ser inteligente y libre, dueño de sus actos, único e irrepetible, dirigido a unos fines, perfectible, sujeto natural de derechos y deberes. Se considera la perfección del hombre como una conformación recta de la libertad humana, ya que esta puede responder a las exigencias naturales de nuestro modo específico de ser. Es la educación la que realiza esta humanización, este ser más hombre, de modo que nos vamos haciendo “a golpe de libertad”.

Palabras clave: Millán-Puelles, perfeccionamiento, virtud, educación, libertad.